RENATA, LA PARTE MÁS OSCURA DE
MARIANELA GONZÁLEZ
Con ‘La Traicionera’, una
protagonista atípica se apoderó de las noches de Nuestra Tele. Marianela
González, la actriz que la interpreta, cuenta cómo es encarnar a esta malvada
mujer.
A primera vista es dulce y
angelical, con una belleza que hipnotiza, pero que en su interior guarda un
veneno que espera con ansias soltar, motivado por un incontenible deseo de
venganza. Esa es Renata, la protagonista de ‘La Traicionera’
que noche a
noche tiene atrapados a los televidentes de Nuestra Tele.
Indudablemente, a Marianela
González, la actriz que encarna a esta malvada mujer de la ficción, la belleza
no le falta. Al igual que a Renata, muchos con solo ver a esta
venezolana quedan paralizados, y por eso tal vez es esta la única
característica del personaje que tiene de forma natural. Para representar lo
demás, en especial esa maldad en su estado puro, González tuvo que poner en
práctica la principal habilidad del actor: sentir, vivir y representar de forma
creíble a otro ser humano, sin importar si se parece o no a uno.
Para construir a Renata,
esta venezolana de ascendencia española tuvo que buscar en lo más profundo de
su interior. Aunque nunca, ni por la mente, se le ha cruzado hacer siquiera
alguna de las abominables acciones que llevará a cabo su personaje para cumplir
con su plan de venganza, Marianela, cree que todo ser humano en su interior
tiene una dosis de maldad, que si bien puede que nunca ponga en práctica, siempre
está ahí. Si de comparaciones literarias se tratara, Renata podría ser
el Mr. Hyde que Marianela y cualquier persona lleva por dentro.
En muchas entrevistas
anteriores, algunas de las tantas que le ha hecho en sus más de trece años de
carrera artística en su país natal, cuando le preguntaban qué personaje le
gustaría representar, siempre describía a alguien muy parecido a Renata.
Eso sí, no se imaginaba que tiempo después cumpliría su deseo en Colombia, un
lugar que la acogido muy bien, en el que se siente a gusto y en el que para su
fortuna, los televidentes no la han despreciado al ver las maldades que hace su
parte más oscura en la pantalla.
“COMO ACTOR CREO QUE SE CRECE MÁS
CUANDO TIENES QUE IR AL LÍMITE, MÁS ALLÁ DE LO BÁSICO Y CON RENATA PASA ESO”.
¿Por qué deseaba interpretar un personaje como Renata
de ‘La Traicionera’?
Porque es un
personaje atípico. En el momento que supe que la protagonista no era la típica
que sufría y que lloraba, me pareció increíble. Es lindo hacer novelas rosas
porque la gente sueña con esas cosas, pero como actor creo que se crece más
cuando tienes que ir al límite, más allá de lo básico y con Renata pasa
eso. En ocasiones me ha tocado hacer cosas realmente malas, que yo jamás nunca
haría.
¿Qué fue lo
más difícil de preparar un personaje como este?
La
verdad en general ha sido un poco complicado formar el personaje. Así sea mala,
tienes que hacer que la gente se sienta atraída por el personaje porque si no
sucede, no van a vivir ni van a sufrir contigo. Y lo más difícil está en cómo
hacer que te quieran si haces todo para que te odien. Era una línea muy delgada
sobre la cual construir el personaje, pero hay un muy buen libreto, y eso que
te hace las cosas más fáciles.
¿Cómo fue esa construcción de Renata?
Fue un
trabajo bastante complejo en conjunto con los directores y con los demás
actores. Hemos buscado los tonos, las reacciones, las miradas. Creo que
conseguimos dar con lo que es este personaje: una mezcla de alma buena con alma
mala que quiere vengar a su madre pero que se le interpone el amor.
¿Cree que Renata
es víctima de las circunstancias?
No, porque
sin importar la situación uno puede decidir que hace y que no. Todos tenemos
cosas buenas y cosas malas, y es la persona la que escoge que desarrolla más.
Renata tiende más hacia la maldad porque su objetivo en la vida es vengarse de
Eduardo Sanint, a quien considera el culpable de la muerte de su madre.
¿Se ve en pantalla y que le
produce?
No me gusta verme, porque me
juzgo muy duro. Pero con este personaje ha sido un poco diferente, y aunque
siempre creo que podría mejorar varias cosas, he sentido mucha alegría al ver a
Renata y saber que nació de mí alguien totalmente opuesto a lo que yo
soy.
¿En algún
momento se siente afectada su vida personal por las acciones del personaje?
Amor ser
actriz, me parece increíble poder representar personajes diferentes a mí. Pero
yo me quito el vestido de Renata y sigo siendo Marianela González. En
mis ratos libres trato de desconectarme totalmente de lo que es mi ritmo diario
de grabaciones y aprovecho para compartir con amigos que no sean del medio.
Estoy súper
agradecida porque todos los días estoy aprendiendo algo diferente. Son gente
que me aportan tanto a nivel profesional como personal. Estoy como una
esponjita absorbiendo todo lo que pueda. Soy tímida, pero intenté romper el
hielo con bromas y desde el principio he tenido una excelente relación con
todos.
¿Es difícil
en una de sus primeras experiencias actorales en Colombia llevar el peso de ser
la protagonista?
Llegué a
Colombia sin la ambición de ser protagonista, porque acá hay muy buenos
actores, pero se presentó la oportunidad, y todos los días le agradezco a Dios
por eso. De todas formas por dentro tienes un susto por la alta responsabilidad
que es encarnar a una protagonista de este tipo, pero tengo todo el apoyo del
equipo y eso te da confianza.
¿Por qué
decidió venir a trabajar en Colombia?
Tengo una carrera
de trece años en Venezuela. Me formé y trabajaba en una canal que se llamaba
RCTV, que como se sabe lo cerró el gobierno de mi país. Esa situación me
pareció una oportunidad para buscar afuera, pero quería algo que no fuera tan
lejos y que tuviera un buen nivel en producción en televisión y cine. La mejor
opción era Colombia. Cuesta desprenderse de la familia y los amigos, pero me he
adaptado muy bien en este país.
¿Qué es lo
más gratificante y lo no tan bueno de ser actriz?
Lo mejor es
el contacto con la gente. Las muestras de cariño siempre te llenan y son un
aliciente. Lo que no me gusta tanto es cuando se meten tanto en tu vida
personal, siempre intento que esté alejada de lo profesional.
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